El nacimiento de los Andes y la libertad

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Compatriotas...

Me presento ante ustedes no como militar, sino como un hombre que ha cruzado los Andes y los ha sentido temblar bajo sus pies.

Hoy deseo contarles cómo nacieron estas montañas que tanto significaron para nuestra libertad.

Hace millones de años, antes de que nuestro pueblo soñara con ser libre, dos colosos invisibles comenzaron a moverse:
la placa de Nazca, desde el oeste, y la placa Sudamericana, desde el este.

La de Nazca, empujada por fuerzas que sólo la Tierra comprende, comenzó a hundirse bajo la Sudamericana.
Este acto de la naturaleza, llamado subducción, provocó un levantamiento colosal:
la Cordillera de los Andes.

Su gran alzamiento comenzó hace unos 65 millones de años, pero aún hoy, sigue creciendo, como crecen los pueblos que no se rinden.

Estas montañas están formadas por rocas que cuentan su historia:
ígneas, nacidas del fuego del magma;
sedimentarias, construidas por capas de antiguos mares;
y metamórficas, moldeadas por la presión del tiempo.

Esto es lo que los sabios llaman litología.

Y si me permiten, repasemos tres términos esenciales para comprender este proceso:

Tectónica de placas: las gigantes piezas que forman la corteza terrestre.

Subducción: el descenso de una placa bajo otra.

Orogénesis: el arte, podríamos decir, de formar montañas.

Así nacieron los Andes.
Así se alzaron las columnas de roca que yo mismo crucé con mi ejército, para llevar libertad más allá de sus cumbres.

Y así como estas montañas se formaron con esfuerzo y tiempo, así también se construye una nación.

¡Adelante, juventudes de la Patria! Estudien, comprendan, y nunca olviden que hasta la piedra más firme alguna vez fue fuego.